QUÉDATE EN MADRID Mecano Con la nariz entre tus ojos y entre un pulmón y otro pulmón, el corazón y los congojos todos en reunión. Con tus orejas en las manos voy enseñándole a Bango como mejora el resultado cuando lo hacen dos. Siempre los cariñitos me han parecido una estupidez, y ahora hablo contigo en diminutivo con nombres de pastel. Y aunque intente guardar la ropa al mismo tiempo que nadar, me he resignado a ir en pelotas mientras dure el mar. Yo que esas estampas me limitaba a hacer colección, me hago un llavero con el fichero con una condición, que el día que tengas ojos rojos y me estornude la nariz vamos a hacer lo que podamos por cenar perdiz. Quédate en Madrid.